Abundando siempre en la obra del señor
1 Corintios 15:58
Paul Fuzier


1. Necesidad de abundar en la obra del Señor
«La mies es mucha pero pocos los obreros»
Esta palabra que el Señor dijo a sus discípulos ha sido a menudo recitada. En efecto, es muy cierto, que hay un campo muy inmenso de actividad, sea para los siervos del Señor especialmente calificados para anunciar el Evangelio, sea para aquellos que se ocupan del rebaño, enseñando, edificando, exhortando, consolando a los santos, ¡ Y es verdad que hay tan pocos obreros para cumplir tantos servicios variados! Permita el Señor colocar obreros en su cosecha.
1ª Corintios 15:58 nos exhorta «a abundar siempre en la obra del Señor». Los Corintios estaban en peligro de relajarse, porque falsos doctores, se habían introducido entre ellos afirmando «que no había resurrección de muertos». Sacando las consecuencias extremas de esta doctrina, el apóstol demuestra como es errónea y después desarrolla el tema de la resurrección, luego para concluir exhorta a los Corintios a retener firme la enseñanza que les había presentado, a permanecer inquebrantables con el fin de que pudieran, sin ninguna debilidad, abundar siempre en la obra del Señor. Podían estar seguros de que trabajaban en miras de un porvenir eternal, que un día «la obra de cada uno se hará manifiesta» (1ª Corintios 3:13), por consecuencia, su trabajo no era en vano en el Señor, como hubiera sido en el caso si no hubiera habido resurrección de muertos.
2. Necesidad de anunciar la sana doctrina
Esta exhortación también es para nosotros. Para abundar siempre en «la obra del Señor», es necesario que permanezcamos firmes e inquebrantables, no solamente en la doctrina de la resurrección, sino también en toda la enseñanza de las Escrituras. Es por esto que el apóstol le escribe a Timoteo (2ª Tim 4:1-5); después de haber introducido el pensamiento sobre la aparición del Señor, como consecuencia del día cuando «la obra de cada uno se hará manifiesta» agrega: «Predica la Palabra, insiste a tiempo y fuera de tiempo, convence, reprende, exhorta, con toda longanimidad y doctrina, porque habrá tiempo donde ellos no soportarán la sana doctrina» (Version J.N.D) Era necesario que Timoteo mantuviera la pura doctrina y presentara la sana enseñanza para poder hacer «la obra de un evangelista» y cumplir plenamente su servicio. Esas son verdades muy imprtantes que conviene recordar sin cesar, en este «tiempo malo» donde muchos buscan «a doctores según sus propios deseos » volviendo «sus oídos de la verdad» para volverse «a las fábulas»
¿Como negar que hubo, en el siglo 19, un poderoso movimiento del Espíritu de Dios para obrar una verdadera separación—separación a menudo evaluada hoy como de estrechez de espíritu—y aclarar a los santos en cuanto a las verdades esenciales que conciernen a la Iglesia, cuerpo de Cristo, la reunión alrededor del Señor, a su Mesa colocada sobre el terreno de la unidad del Cuerpo; la libre acción del Espíritu en la Asamblea: la adoración en espíritu y en verdad; el retorno del Señor para lleva a su Iglesia?
Discutir alguna cosa de esas enseñanzas sería desconocer este poderoso trabajo del Espíritu de Dios. Esto podía agradar a aquellos que no soportan «la sana enseñanza», pero ¿sería «cumplir plenamente su servicio»?, ¿sería verdaderamente trabajar en «la obra del Señor»?
Los caracteres de este mundo son los mismos desde del origen del cristianismo. Sin duda se asentaron y ha llegado a ser muy difícil vivir el cristianismo. Esto debe conducirnos, no a buscar otros recursos, sino a apegarnos mas a «aquello que era desde el comienzo»; porque allí, y allí solamente, se encuentran los recursos necesarios para todos los tiempos. Cristo solo permanece y es la perfecta respuesta a todas las necesidades del alma y del corazón. La presencia del Señor, realizada y saboreada en la reunión, la acción del Espíritu de Dios que se place en ocuparnos de Cristo que nos conduce en toda la verdad, la Palabra que nutre nuestras almas de Cristo y por la inteligencia de la cual el ministerio oral y escrito puede ser útil. Es lo que tenemos que desear hoy día como en todo tiempo. Nuestros antecesores no tuvieron otra cosa; ¡encontraron allí todo lo que les era necesario, y que hombres fueron «en sana conducta y en piedad »! Presentar a Cristo bajo sus diferentes caracteres; recordar a las almas los recursos preciosos que están en Él, que son suficientes para llegar hasta el fin; conducirlos a escogerle para continuar el peregrinaje en medio del desierto; hacer resaltar la importancia y la necesidad de una obediencia estricta a la Palabra, esto será cooperar «en la obra del Señor».
3. Resultados positivos de siervos infieles
Bellas apariencias nos pueden engañar. El hecho de que haya habido resultados manifiestos en un servicio no es la verdadera piedra de toque, como se cree a menudo. Igualmente del mal, Dios puede sacar el bien. Cuando Pablo estaba en prisión, Cristo era predicado «por envidia», «por un espíritu de contención», «por un espíritu partidista» (Filipenses 1:15-17). El apóstol se regocijaba porque, aunque así fuera, el Evangelio era anunciado, pero esto no significa que el aprobara un servicio lleno de tales condiciones. Dios obra a pesar de la infidelidad de los obreros, ¿pero se puede decir que su trabajo era el que caracteriza «a la obra del Señor»?
4. Dependencia y comunión con el Señor y la Asamblea
Hay en la casa de Dios, como observamos, buenos obreros que hacen un buen trabajo, pero también verdaderos obreros que hacen un mal trabajo—sin hablar de los malos obreros que, por su trabajo, llegan a corromper el templo de Dios(1ª Cor. 3:12-17). Este santo temor nos conducirá a realizar la dependencia necesaria y la comunión con el Señor como también con los hermanos y la Asamblea , dependencia y comunión en las cuales podremos cumplir un servicio fructífero. En la historia de la Iglesia en la tierra, vemos a veces al enemigo usar a los mismos creyentes para cumplir sus deseos—actuando a menudo de una manera muy sutil, por medio de obreros que teniendo mucho celo y actividad, mucho amor por las almas, pero donde el trabajo no ha tenido sus frutos— cegando a aquellos de quienes quería así servirse. Es por esto que es tan necesario buscar la comunión con el Señor y la comunión con los hermanos. Lo segundo es un control de la primera, si se nos permite expresarlo así. ¿No es reconfortado un siervo en el pensamiento cuando las asambleas ruegan para que sea dirigido y sostenido en su trabajo, resguardándolo de caída? ¿No es gozoso también, con el fin de ser guardados de las trampas del enemigo, tener consejos de los hermanos, especialmente de aquellos que son ancianos y experimentados para recibir sus advertencias e igualmente, si es necesario, su reprensión? «Que el justo me castigue, será un favor, Y que me reprenda será un excelente bálsamo Que no me herirá la cabeza» (Salmo 141:5) ¡Bienaventurado aquel que tiene esta actitud! Pero que decir de aquel que rehúsa escuchar y desea servir al Señor en un camino de independencia— independencia con respecto a los hermanos y de la asamblea. Puede ser que el objeto sea : no soy comprendido por mis hermanos, pero tengo la aprobación secreta del Señor y esto me basta. Es una objeción que no resiste al examen. Si Dios permite que un obrero no tenga la plena comunión de los hermanos y de la asamblea, tiene que dudar de esa actividad porque hay algo que hay que juzgar. ¿Como podría entonces tener la aprobación secreta de Su Maestro? Si no hubiera nada que juzgar, tendría ciertamente la comunión de los hermanos; Proverbios 16:7 nos dice: « Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, Aun a sus enemigos hace estar en paz con él. » ¿Un camino de independencia no es a menudo, un camino de la voluntad propia, en la cual se manifiesta el orgullo que está en el corazón? Luego , «todo el orgullo de corazón es abominación a Jehová» y « «el orgullo va delante de la ruina» (Proverbios 16:5,18)
Verdaderamente, no es la asamblea que escoge a los siervos y los califica. Es un llamado de Dios, una acción libre y soberana del Espíritu Santo; pero tiene que haber también una aprobación y una identificación de los hermanos y de la asamblea.
¿Es posible abundar siempre «en la obra del Señor», si el camino no ha comenzado con una aprobación tal y si además no se continúa con la comunión de la asamblea? Hechos 13:1-3 y 14:27 nos dan una enseñanza que ningún siervo de Dios debería perder de vista: « El Espíritu Santo dijo Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron» ¡Que buen comienzo para aquellos que desean trabajar en «la obra del Señor» ! Enseguida, después de un tiempo en el servicio, «,… y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos,…» ¡Que gozo para todos, en una feliz comunión, y que gloria para Dios! Nada había sido hecho en independencia e insumisión, « por un espíritu de partido o por vanagloria» (Filipenses 2:3 versión J.N.D), sino en un mismo pensamiento, en humildad, ¡y todo hecho para la gloria del Señor en medio de la asamblea! Tal es la verdadera piedra de toque.
Fuerza y debilidad aparentes. Grandes y pequeñas cosas
La tendencia de nuestro corazón, es desear hacer grandes cosas para obtener grandes resultados. Aun allí, tengamos cuidado de las apariencias engañosas. Podemos realizar multitud de deseos, ¿pero es siempre una buena obra? ¿Qué será cuando «la obra de cada uno se manifieste?» No olvidemos que la madera, el heno y la hojarasca serán consumidas por el fuego. Un obrero, animado por buenas intenciones, puede desear cumplir una tarea que es según Dios; pero esto no es suficiente. Las obras de Dios deben ser hechas según el pensamiento de Dios, David se había levantado y puesto en marcha, con todo el pueblo para «hacer subir el arca de Dios». Reunir al pueblo alrededor del arca, era un piadoso deseo; ¿Quién lo había aprobado? El cortejo se pone en marcha, el arca sobre un carro nuevo, David y toda la casa de Israel ¡se alegran ante Jehová al son de toda suerte de instrumentos, arpas, laúdes, tamboriles, citaras y címbalos! Hay muchos que suscitan el entusiasmo de todos, ¿y quien se atrevería a criticarlos? aquel que deseara hacerlo, sin duda se diría que se opone al trabajo de Dios. Pero la continuación del relato constituye una enseñanza que tendríamos que meditar mucho. Nos muestra que no es con medios humanos que se puede cumplir la obra de Dios, Sin duda en todo esto existía un deseo según Dios y un gran despliegue de gozo, pero faltaba una cosa esencial: la obediencia a la Palabra.
1ª Samuel nos habla sin embargo de una circunstancia en la cual el arca es conducida sobre un carro nuevo, hasta entonces el viaje había llegado hasta su término sin daño. Es verdad pero eran Filisteos que habían actuado así; no conocían los mandamientos de Jehová relativos al transporte del arca. ¡Guardémonos en el servicio, de querer imitar a aquellos qué no tienen las mismas responsabilidades porque no tienen las mismas luces! El mismo acto cumplido por los Filisteos y por David condujo a dos resultados completamente diferentes porque los Filisteos y David, teniendo luces diferentes, tenían responsabilidades diferentes. Si David, conociendo las ordenanzas de Jehová, quiso actuar a la manera de los Filisteos, experimentó el resultado de la marcha en el camino de la desobediencia, aunque el motivo perseguido es según Dios. ¿Pero posiblemente David pensó más bien en Números 7 que en 1ª Samuel 6? ¿Moisés no les había dado dos carros y cuatro bueyes a los hijos de Gerson , cuatro carros y ocho bueyes a los hijos de Merari, y estos seis carros y doce bueyes habían sido empleados «para el servicio del tabernáculo de reunión ? Sí, pero no se lo había dado a los hijos de Coat « porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del santuario» . (Números 7:1-9). ¿ No buscamos a veces en un pasaje de las Escrituras la justificación de nuestra conducta, y cuando no está como igualmente, muy a menudo, este pasaje nos condena, si lo examinamos atentamente?
Los bueyes tropezaron, Uzza extendió su mano para sujetar el arca y la ira de Jehová fue contra él. Una brecha ha sido hecha. Y David " fue irritado " y " tuvo miedo de Jehová en aquel día ". Tal es el resultado de un trabajo cumplido con medios que no son según Dios. Para devolver el arca, hará falta en primer lugar que David comprenda que las apariencias más bellas no pueden conducir al cumplimiento de la obra de Dios, cuando los medios empleados son los del hombre. Es en la obediencia a la Palabra que conviene actuar: sólo los Levitas podían llevar el arca. Parecía posiblemente que nuevos medios permitirían obtener más rápidamente el resultado deseado, pero la experiencia dolorosa hecha en Pérez-Uzza devolvía el corazón del rey al camino de la obediencia. En apariencia, los bueyes y el carro nuevo, eran mucho mejor para transportar el arca. . Sí, pero « Dios ayudó a los Levitas que llevaban el arca de la alianza de Jehová » (1ª Crónicas 15:26), mientras que no fue posible que ayudara a los bueyes que tropezaban en el carro nuevo (2ª de Sam. 6; 1 Crónicas 13:15). Sobre que contamos para cumplir nuestro servicio: sobre todo lo que preparamos, que nos parece tanto mejor que la debilidad aparente de los medios de Dios — ¿ o sobre Dios, sólo en Él , que es la fuerza y quién "ayudará" a los que obedecen a su Palabra? La obra, es " la obra del Señor ", la Suya ,« y Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. » (Salmo. 127:1).
¡Que enseñanza para nosotros, si deseamos , sea trabajar en la construcción de la casa (1ª Corintios 3:9-10), sea en el servicio en si muy bello de la evangelización, o « en guardar la ciudad» , sea en velar para que el enemigo no venga para desviar a los corazones de Cristo!
¿ Todo esto no es profundamente instructivo?
¡Cuanta cosas, emprendidas por cierto con intenciones excelentes y en el deseo de trabajar en "la obra del Señor" , qué hacen sin embargo pensar en los bueyes y en el carro de David! ¿ Todo es muy hermoso en apariencia y la alegría es grande, pero cual será el resultado? La obra del Señor puede cumplirse sólo en la obediencia a la Palabra, con los únicos medios que ella nos enseña.
No despreciemos «el día de las pequeñas cosas». Cumplamos nuestra tarea humildemente en obediencia a la Palabra, y en dependencia del Señor, buscando su comunión y la comunión de la Asamblea. Es el único camino donde Dios nos "ayudará" y en el cual nuestro servicio podrá ser rico en resultados efectivos. Entonces, la obra de cada uno "permanecerá" en el día en que el fuego la probará. Que gracia el poder servir así: ¡ pero qué pérdida si trabajamos según nuestros propios pensamientos, porque nuestra obra será consumida! (1ª Corintios 3:12-15).
P. Fusier
Traducido de “El Mensajero Evangélico” año 1947