2a. Tesalonicenses – resumen
Leslie M. Grant


"Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra."
2a. Tesalonicenses 2:16, 17
2a. Tesalonicenses, al igual que 1a. Tesalonicenses, es pastoral en su carácter, pero trata con aquellas sutiles influencias que muy pronto amenazaron con arrebatarle a esta joven asamblea su reciente y ardiente afecto para con el Señor, su vigorosa fe, y su aguante ante la persecución. El apóstol advierte fielmente del futuro advenimiento del Anticristo, pero que incluso entonces ya estaba en acción el misterio de la iniquidad para socavar lo que era de Dios. Por lo tanto, fieles amonestaciones son agregadas al refrescante estímulo de la Primera Epístola, el sazonar con sal, para preservar el testimonio de Dios.
Cartas pretendiendo haber sido enviadas por Pablo, habían comunicado a los Tesalonicenses que el Día del Señor ya había venido - un astuto engaño del enemigo por medio del cual buscaba socavar la confianza de ellos en la venida del Señor, a buscar primeramente a la Iglesia, antes del impresionante día de Su juicio del mundo. Pablo corrige esto, y el capítulo 2 es una Escritura profética muy asombrosa acerca del Día del Señor, que no puede ocurrir hasta que la Iglesia sea arrebatada a los cielos.
En contraste con las malignas obras y palabras del Anticristo, se anima a los santos a ser confirmados en toda buena palabra y obra. Este es un libro, por lo tanto, cuyo objetivo es dotarnos de discernimiento espiritual y firmeza en cuanto a aquellas cosas que tenderían a rebajar el testimonio Cristiano.
Reitero, la venida del Señor es prominente en todos los capítulos.