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2a. Corintios – resumen

Leslie M. Grant

"Porque Dios que dijo: Resplandezca la luz de en medio de las tinieblas, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para darnos la luz del conocimiento de la gloria de Dios, en el rostro de Jesucristo."

2a. Corintios 4:6 (VM)

La Segunda Epístola a los Corintios trata, no del orden de la asamblea, sino del ministerio en relación con la asamblea, la manifestación en la vida práctica y el servicio, de la presencia del Espíritu en la asamblea. El propio Pablo es ejemplo de esta labor que implica una negación del 'yo', gastando y gastándose por amor a los santos de Dios. Sus sufrimientos a causa de su fidelidad al ministerio de Cristo, ser perseguido por el mundo, los crueles ataques de parte de falsos hermanos, el resentimiento incluso de parte de hermanos cuya bendición él había deseado, su alma profundamente angustiada, sus penas, sus angustias, sus tiernos afectos, sus comprensiones, sus compasiones - todas estas cosas destacan en esta conmovedora Epístola.

Pero su competencia proviene de Dios, el gran Dios, cuya luz había resplandecido en Su corazón, manifestando la gloria trascendente de Su Ser en la faz de Jesucristo. Aunque está contenido en un vaso terrenal, este es un tesoro que ha de ser manifestado en el ministerio a todos los que oirán. Este ministerio de la gloria de Cristo es de tal sobresaliente bendición para Pablo que él es llevado sobre alas de infinita gracia a través de todas las pruebas del camino, y dice, 'Yo estoy lleno de estímulo; el gozo sobreabunda en mí bajo toda nuestra aflicción.'

Maravilloso es, entonces, el estímulo que entrega este libro para una consistencia firme al ministrar a otros, a pesar de cualquier esfuerzo de Satanás que pueda desalentar el corazón y debilitar las manos.